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Proyecto La Doma

Chaquetas de cuero tecnológicas y ecológicas

 Curtir la piel necesaria para hacer una chaqueta cuesta tres meses y miles de litros de agua y productos químicos. La empresa La Doma lo sabe bien porque lleva 8 generaciones trabajando la piel de cordero en un proceso que no ha cambiado nada en todos estos años. Ahora, con ayuda de los fondos EEA Grants, están desarrollando un prototipo que revolucionará el sector.

09.07.2014

Juan Colomer lleva toda su vida en la empresa de curtidos La Doma, situada en Centelles, a las afueras de Barcelona. Antes que él, su padre y su abuelo y su bisabuelo y junto a él, sus hijos, octava generación de esta empresa familiar. Pero los tiempos han cambiado mucho. Hace apenas 15 años había unas 40 empresas que se dedicaban al curtido de pieles de cordero en España, hoy apenas hay dos. ¿La razón? La competencia salvaje de países como China o India que fabrican mucho más barato por los bajos salarios y su nula preocupación por el medio ambiente. Por eso, La Doma ha apostado por dos cosas: posicionarse en un nicho de alta gama –los abrigos de las tiendas más lujosas del mundo están hechos con piel curtida en este pequeño pueblo catalán- y por la I+D+i, en su opinión, “la única forma de sobrevivir”.

La industria curtidora es muy intensiva en mano de obra y en el uso de agua. Por eso, La Doma está desarrollando una planta prototipo que utilizará el CO2 en fase supercrítica –es decir CO2 sometido a mayor presión y temperatura- para gran parte del proceso de curtido. El objetivo es rebajar los costes, mejorar la calidad y reducir el impacto medioambiental. Por eso, su proyecto es uno de los seleccionados en la primera convocatoria del Programa de Medio Ambiente y Cambio Climático de los EEA Grants en España, operado por el CDTI. “Estos fondos son la gran oportunidad para muchas empresas que necesitan invertir en proyectos, es un pulmón para la I+D+i”, afirma Juan Colomer hijo.

Esta planta piloto incluirá un extractor con una capacidad de hasta 6.000 litros, que permitirá la aplicación de CO2 como fluido supercrítico (hasta 130 bar y 70ºC) para transformar una piel de cordero en bruto a un cuero totalmente terminado de una calidad única, desarrollando en continuo los procesos de curtido, tinte y acabados especiales, lo que otorgará una gran ventaja competitiva a La Doma dentro del mercado mundial.

Esto permitirá sustituir el agua en el proceso de curtición, lo que reducirá significativamente el efecto medioambiental, pero también los costes de producción y por lo tanto el precio y mejorará la calidad del producto final. Además, se podría aplicar para el tratamiento de pieles de Noruega e Islandia, que actualmente presentan grandes dificultades para su transformación.

 Noruega cría unos 2,3 millones de corderos y cabras anuales pero la piel en bruto no es de la mejor calidad. El nuevo proceso que está desarrollando La Doma consigue producir unas pieles más compactas y de mayor calidad, por lo que existe una nueva oportunidad para la economía noruega. Las pieles procedentes de Islandia suponen el 10% de la producción de La Doma, por medio de Saudskinn.

Los actuales gestores de la empresa saben que no es fácil lo que intentan, que otros ya lo han intentado y no lo han conseguido, pero ellos tienen algo que otros no tienen: la obligación moral de entregar La Doma a la siguiente generación. Y eso pasa por transformar una empresa del siglo XIX en una del siglo XXI.